La Belleza
No hay nada más subjetivo que la belleza. La cantidad de definiciones que nos podemos encontrar dejan patente su complejidad. Según Francis Bacon, “la belleza está en el ojo de quien la mira”, haciendo referencia a la subjetividad del concepto y a la influencia del entorno y la cultura de cada individuo. Podemos valorar la belleza desde cuatro perspectivas:
Culturales y educativas
El entorno y la educación condicionan la cultura estética, siendo para ello determinantes las experiencias personales. Es muy probable que las formas, volúmenes y colores que nos rodean durante el desarrollo personal sean en el futuro las que nos den mayor bienestar, y por lo tanto, estemos más predispuestos a aceptarlas y a consumirlas.
Higiene y salud
La salud y la belleza son dos conceptos que suelen ir unidos y que, en cierta forma, pueden verse como dos pesas que equilibran la balanza de la belleza. La higiene y el cuidado personal son también dos variables que determinan la percepción de la belleza: la higiene bucal, de la piel y de las uñas, el cabello limpio y bien acondicionado…
Anatómica
La estructura ósea determina la forma de la cabeza, y por tanto, la del rostro. Las proporciones, las asimetrías y la armonía se cuentan entre sus elementos.
Gestual
Los gestos de la cara reflejan estados de ánimo y sentimientos; es más, esta es la única parte del cuerpo que los muestra. A esto se le llama “expresión”. El mismo rostro con diferentes expresiones puede resultar atractivo y bello, o feo. Es innegable el poder de una sonrisa sincera o el de una mirada emotiva: siempre transmiten valores positivos que son percibidos como bellos.
Encontrarás más información al respecto en el capítulo 3, pág. 38.